Inicio » Publicaciones con la etiqueta 'Coedupia' (Página 2)
Archivo de la etiqueta: Coedupia
Elementos Calasancios: 6/Integración de la familia

Orientación por la cual se busca la implicación e integración de la familia en la presencia escolapia.
La integración de la familia en la pedagogía calasancia.
En su periodo fundacional, las Escuelas Pías lograron escolarizar gratuitamente a buen número de niños, lo que supuso una gran ayuda a las familias pobres que no tenían recursos para pagar un buen maestro para sus hijos. La mayoría de los padres trabajaban en oficios manuales y tenían muy baja formación cultural por lo que no valoraban demasiado que sus hijos estuvieran mucho tiempo en la escuela. Además, la asistencia a la escuela no era obligatoria; más bien, era considerada un privilegio.
Calasanz sabía bien que un buen aprovechamiento en el alumno pasaba necesariamente por tener una relación estrecha de las Escuelas Pías con los padres de los niños; sobre todo, cuando muchos de ellos eran muy pobres y poco instruidos.
Una de las grandes preocupaciones de Calasanz era que los niños asistieran diariamente al colegio y para ello necesitaba la colaboración de los padres. En el caso de que los niños faltasen mucho, no rindieran en el estudio o fueran indisciplinados, el prefecto avisaba a sus padres haciéndoles saber “que, si no aprovechan los niños, la culpa no es del maestro sino de los alumnos que no asisten a la escuela” (EP 4147). También, en caso de enfermedad o de otras ausencias forzosas, los mismos padres debían llevar la justificación al prefecto.
Uno de los motivos por los que Calasanz no aceptaba dinero de los padres era para mantener la total independencia en el proceso educativo. Tampoco el maestro podía visitar los hogares de los padres a no ser que alguno estuviera gravemente enfermo y necesitara su asistencia como sacerdote.
La relación oficial de la escuela con los padres se hacía a través del Prefecto que los recibía en un despacho particular para tal objeto. Los padres de los alumnos podían hablar con el Prefecto y los maestros para estar al corriente de los progresos de sus hijos y en su momento, dialogaban sobre cuál era la vocación de cada niño según sus talentos y rendimiento, si hacia la capacitación profesional, o hacia la escuela de humanidades.
Cuando los niños llegaban a casa, los padres debían acompañarles en sus estudios de modo que no perdieran tiempo, sino que, según el método enseñado por los maestros, se aplicasen en un trabajo serio y metódico. Además, debían vigilar sobre la buena conducta de sus hijos.
Elementos Calasancios: 5/Sentido de pertenencia A LA IGLESIA

Orientación por la cual nuestras Obras sienten que forman parte de la Iglesia y fomentan comunidades cristianas escolapias. Participan de la misión evangelizadora y de promoción humana de la Iglesia local y universal según nuestro propio ministerio.
El amor a la Iglesia en Calasanz.
Si un rasgo espiritual queda destacado en la biografía de Calasanz es su amor a la Iglesia. Ordenado sacerdote en el espíritu de Trento, comparte con la iglesia del siglo XVI algunas claves: el cuidado de la formación de los sacerdotes, el entusiasmo por la reforma de la sociedad desde el modelo de “societas perfecta” que la Iglesia propone al mundo, la obediencia institucional al papado y la enseñanza de la doctrina cristiana.
La Iglesia postridentina está impregnada de una eclesiología que, superando el modelo medieval de la Iglesia como imperio, se centra en los aspectos institucionales, sociales, organizativos y jurídicos. En este modelo eclesial se consolidará una estructura jerárquica y una misión de la iglesia frente al mundo, al que hay que cristianizar. Faltará tiempo para que el Vaticano II asiente un nuevo modelo de eclesiología: “La Iglesia comunión”. Quizá seamos injustos al criticar desde estas nuevas claves a aquél modelo tridentino de Iglesia, y no sepamos ver los méritos de la experiencia eclesial de aquellos siglos.
Las experiencias que vive del sacerdote joven que fue Calasanz en España nos hablan de su empeño por la reforma de la Iglesia. En Roma podría haberse dejado influir con facilidad por la tentación de una vida cómoda y brillante, que justificaba el ascenso en la jerarquía como un bien espiritual. Sin embargo, se alineó en aquella parte de la iglesia que se hace responsable ante las desgracias y miserias de la gente. Participando en la explosión caritativa de la Iglesia de Trento, se apunta a diversas Cofradías entre las que destaca la de la Doctrina Cristiana.
En el llamado “quinquenio de la conversión2 (1592-1597) entabla relaciones con personas de profunda espiritualidad y de una gran preocupación por el apostolado y la caridad. Juan Leonardi de la Doctrina Cristiana, los carmelitas Domenico Ruzzola y Juan de Jesús y María le ponen en contacto con la espiritualidad carmelitana y los aires reformistas de Santa Teresa de Jesús; los franciscanos, vecinos a su primera residencia en Roma, le inspiran el amor por la dama pobreza del Poverello; la obra de Felipe Neri y su espiritualidad le atraen, colabora con Camilo de Lelis y su apostolado de la salud y entabla amistad con Juan Leonardio, gran impulsor de la obra misionera de la Iglesia.
La pobreza, que en un primer momento es para Calasanz la lacra a combatir, se va convirtiendo en él en una opción de vida y espiritualidad, hasta considerarla irrenunciable para el apostolado y el modelo de vida religiosa que quiere desarrollar. Buena parte de la iconografía calasancia presenta a Calasanz abrazando a los niños y a María y dejando en el suelo el báculo y la mitra de obispo.
Elementos Calasancios: 4/Anuncio del Evangelio

Proceso pastoral mediante el cual en nuestras obras se anuncia de forma explícita el Evangelio, se procura vivir en conformidad con él y se promueven las catequesis, acciones solidarias, la oración continua, la vida espiritual, la vida sacramental, el discernimiento vocacional, la inserción en la Iglesia.
Anunciar el Evangelio, el alma de la escuela de Calasanz.
La misión escolapia comienza con el siglo XVII en Roma de la experiencia de misión que tuvo Calasanz. Estamos en plena Contrarreforma, un tiempo en el que la Iglesia Católica está haciendo un gran esfuerzo en cultivar y formar en la fe a todas las personas. La formación religiosa y moral se atendía a través de las catequesis dominicales obligatorias para todos los niños, pero no era suficiente para tener una buena educación. Calasanz comprende que el mejor remedio para educar a los pobres era, además, ofrecer una buena formación intelectual de los niños.
Calasanz da por supuesto que en una buena educación no podía faltar nunca el anuncio explícito del Evangelio y una buena formación religiosa y moral que apartara a los alumnos de los vicios y les ayudara a practicar las mejores virtudes del hombre y del cristiano. En esta formación, entraba también la formación religiosa y moral, que Calasanz considera como lo más importante: “sobre todo, la piedad y doctrina cristiana”, “prepararlos para la tierra y el cielo”, “ayudarle a bien vivir y a bien morir”.
Para ver el documento, pulse para visualizar/descargar
Elementos Calasancios: 03/Misión compartida

Orientación por la que se posibilita la corresponsabilidad abierta a los seglares con los que trabajamos juntos. Desarrollo de un “laicado escolapio” con el que se comparte carisma y misión calasancias y con el que se forman comunidades cristianas en referencia a nuestras Obras.
Para dar estabilidad y consistencia a las Escuelas Pías, Calasanz se rodeó de un buen número de maestros; algunos contratados, otros voluntarios. Se convenció pronto que una buena solución para mantener la motivación de los maestros era cohesionar el grupo dándole una estructura de vida común.
Iniciadas ya las escuelas, en 1602 Calasanz abandona el palacio Colonna y se traslada a vivir con sus colaboradores. Nos consta que ya en 1604 hay una comunidad de 18 personas (7 sacerdotes y 11 seglares) que viven juntos con un cierto grado de convivencia: comida en común, comunión de bienes y una misma tarea. Su estilo de vida era muy parecido a una congregación religiosa, pero sin el vínculo jurídico de los votos. De este grupo, doce eran asalariados. Después de unos años, sólo perseveraron José de Calasanz y Gaspar Dragonetti. De 1601 a 1612 Calasanz tuvo 73 colaboradores, de los que ocho murieron, 5 dejaron la obra y sólo uno vistió el hábito con Calasanz en 1617.
En la práctica, la fidelidad de los maestros seglares era bastante difícil; sobre todo, si tenían la exigencia de la estricta vida común que exigía el reglamento de la Congregación Paulina. Después de una efímera unión con la Congregación de la Madre de Dios, la Providencia le llevó a fundar la primera congregación religiosa católica dedicada a la educación popular.
El fundador mantuvo la relación con algunos maestros seglares como el caso de Bonaventura Serafellini, un calígrafo de gran prestigio que comenzó a trabajar en las Escuelas Pías siendo soltero; más tarde se casó y continuó con un contrato que le aseguraba su permanencia en las escuelas. Francisco Selvagi colaboró como maestro de caligrafía, pero enviudó y fue acogido en la casa religiosa hasta su muerte. Otros laicos también tuvieron un gran protagonismo; sobre todo, en el periodo fundacional de las Escuelas Pías.
Es muy interesante profundizar en la actitud que tenía Calasanz ante los laicos (padres de familia y colaboradores) y que se manifiesta en sus numerosas cartas.
Para ver el documento, pulse visualizar/descarga
Elementos Calasancios: 02/La opción por los pobres
Orientación de fondo de nuestra acción por la cual abrimos nuestras Obras a quienes más lo necesitan, educamos desde la perspectiva del pobre, ofrecemos nuestra propuesta educativa a quienes no tienen posibilidad de acceso a la educación formal y procuramos responder al reto que nos plantean las nuevas pobrezas que afligen a los niños y jóvenes.
El 17 de marzo de 1646 llegó a San Pantaleón don José Palamolla, secretario del cardenal vicario Ginetti, y ante la comunidad reunida en el oratorio de San Pantaleón leyó un breve apostólico por el cual, el Papa ordenaba la reducción de la Orden de las Escuelas Pías; un decreto que condenaba una obra tan beneficiosa para los pobres a la práctica extinción.
No entramos en las razones concretas por las que se emitió el decreto; pero sí la actitud que tuvo el santo Calasanz ante noticia tan desoladora. Tenía conciencia de que era un decreto injusto: Con la presente, le advierto a VR que, aunque le escriban que nuestra religión será destruida, no dé crédito a tales noticias, porque esperamos que Cristo bendito y su Madre Santísima estarán de nuestra parte y desbaratarán todas las maquinaciones de los adversarios. (EP 4344).
La misma tarde de la lectura del decreto, escribe una carta a varias comunidades en la que comunica la fatal decisión del Papa y anima a los religiosos a seguir adelante en la misión: No dejen de continuar con alegría el Instituto y de estar unidos y en paz, esperando que Dios lo remediará todo. (EP 4342).
Para ver el documento, pulse para visualizar/descargas
