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Nou rèv ansanm

Soñamos juntos

«Nou rèv ansanm» en la lengua que se habla en Haití significa «Soñamos juntos». Eso es lo que en esta semana están viviendo en un campo de Leogane, al oeste de Puerto Principe un grupo de jóvenes. Sueñan juntos haitianos y dominicanos, sueñan con los niños un mundo mejor. Sueñan a través del juego, la convivencia, la oración.

Por segundo año consecutivo se está viviendo un campamento de verano con la finalidad de mantener los vínculos con un grupo de jóvenes que desean seguir en el camino de Calasanz. Ene este momento, hay dos juniores haitianos: Alain y Venio, un novicio: Paul, tres prenovicios: Walinx, Obed y Carlos y en espera de iniciar el itinerario escolapio, algunos más. Ojalá un día que eseremos no sea muy lejano, Dios bendiga este país con una nueva presencia escolapia.

Profesión religiosa de Venio Bonhomette

La tarde del 8 de febrero, nuestro hermano VENIO BONHOMETTE emitió los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia en la Parroquia San Eduardo de La Romana ante las comunidades que los escolapios animamos en la ciudad.

VENIO es un joven de la ciudad de Puerto Príncipe (Haití). Tuvo su primer contacto con los escolapios en un viaje a Haití que hicimos desde La Romana con Alain Poudy, (junior escolapio y compañero de estudios). La finalidad este viaje fue tramitar algunas ayudas económicas después del terremoto de enero de 2010.  Venio realizó sus primeras reuniones de acompañamiento vocacional en Santo Domingo y después de una corta experiencia en el mes de julio de 2012, comenzó un corto prenoviciado en La Romana y posteriormente el Noviciado en Bogotá.

En la homilía de la Eucaristía, el P. Provincial nos animó a ser fieles a la vocación que hemos recibido de Señor y a una entrega generosa al servicio de la comunidad; especialmente de los niños y los jóvenes. Pidió a toda la comunidad una oración por los que ya iniciaron su proceso vocacional y para que el Señor suscite actitudes de generosidad entre los jóvenes de la Iglesia.

De momento, el junior Venio estará residiendo en la comunidad de La Romana hasta el mes de julio en espera de terminar sus trámites migratorios para comenzar los estudios de Teología en Caracas.

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Con la comunidad parroquial de La Romana

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En el diálogo sobre intenciones con el P. Provincial

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Leyendo la fórmula de profesión de votos

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Firma de la profesión ante testigos

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Firma de la profesión

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Entrega de las Constituciones de la Orden

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Grupo de religiosos escolapios y prenovicios

Cuatro años después del terremoto en Haití

pierrePublicamos una interesante entrevista a Mons. Pierre André Dumás, obispo de Anse-a-Veau et Miragoane publicada en ZENIT sobre la situación creada en Haití tras el terremoto de 2010. Aunque no tenemos una fundación en el país; estamos acompañando a un buen grupo jóvenes en su camino de vocación escolapia lo que nos obliga a tener bien presente la realidad de este país tan castigado por los desastres naturales y tan bendecido por la gracia de la fe.

Mons Pierre estuvo hacia finales del 2013 en Roma en un viaje de pocos días, invitado por la Comunidad de San Egidio para presidir una de las 32 mesas redondas sobre ‘La defensa de la vida débil’. Interrogado por ZENIT sobre cuál es la situación de la fe, después de una catástrofe como la que se ha vivido, Mons. Dumás indicó que tras un primer momento de gran apertura, con el pasar de las semanas se volvió a una ‘normalidad’ dentro de una situación de gran deterioro, normalidad que se vuelve resignación, pasividad, pesimismo y fatalismo. A pesar de ello la Iglesia local entendió que era una prueba y que desprendida de las construcciones y edificios que dan dignidad, había que centrarse más en el mensaje evangélico. 

 La situación aún es dramática, con casi 200 mil personas viviendo en carpas, pero con un aumento notable de vocaciones y de parroquias, en donde la fe se vive de una manera más genuina y con espíritu de gran solidaridad. Hoy la fuerza del pueblo de Haití es su fe en Dios, que ayuda a la gente a ponerse en pié y a mirar al futuro con esperanza. La descripción de este panorama tan difícil nos permitirá entender mejor el país en dónde trabaja el obispo de Les Cayes, Chibly Langlois, apenas nombrado cardenal por el papa Francisco.

¿Cuál es la situación de Haití después del terremoto? 

Haití 245_800x450-Mons. Dumas: El 12 enero se cumplen cuatro años del terremoto en Haití, en el cual murieron casi 300 mil personas, que vio casi 1,2 millones viviendo en carpas en un país que no llega a los 10 millones de habitantes, provocando que tantas familias hayan quedado en situación de gran fragilidad. Además de los desplazamientos entre provincias, los que perdieron todo y las reunificaciones de restos de familias con viudas y huérfanos que pasaron a más de diez miembros. Y con un Estado que es débil y ayuda poco.

 

¿Y hoy en día? 

-Mons. Dumas: Hoy en Haití se verifica un lento crecimiento, con algunos pequeños síntomas de mejora de la vida, algunas personas dejaron las carpas pero aún hay mucho que hacer, baste pensar que al menos unas 200 mil personas aún viven en ellas. “Las carpas van bien para una semana de camping, pero no para tanto tiempo”.

 ¿Cómo la gente ve a la Iglesia? 

haiti-viaje 2012 (32)_640x480-Mons. Dumas: Hoy la fuerza del pueblo de Haití es su fe en Dios, que le ayuda a la gente a ponerse en pié y a mirar al futuro con esperanza. Además de las acciones concretas como las de la Cáritas local, y la animación que la Iglesia propone a los más débiles. En ese sentido podemos decir que la presencia de la Iglesia en Haití es una bendición para el pueblo. Existe además una gran confianza en la Iglesia de Haití, aumentada por la crisis política.

Cuando se vino todo abajo, la Iglesia fue prácticamente lo único que quedó. ¿Verdad?

 -Mons. Dumas: La Iglesia perdió todo a nivel de edificios, pero se quedó en pié porque es más que un edificio, porque la llevamos adentro. La ‘ecclesia’ que vive a través de la comunidad y que encontró mayor rigor desde el momento que no tiene nada de material, incluso aquellos edificios y bienes que dan dignidad. Nos encontramos sólo con lo esencial, como lo predica el papa Francisco. Lo único que nos quedó fue la fuerza de la fe.

 Antes de esta tragedia y después, ¿qué diferencia ve en la vida del fe de la población? 

 -Mons. Dumas: En Haití no hubo nunca gran bienestar. Después el terremoto se llevó todo. En seguida después delante de la amplitud de los hechos muchos pensaron que todos habrían entendido la catástrofe  como un mensaje de Dios para retomar la fe. De hecho los primeros días se vio que todos eran muy solidarios, virtuosos, generosos, uno al lado del otro. Pero el hombre es hombre, y la persona de antes regresa y se vuelve después de algunas semanas a la normalidad dentro de la catástrofe.  

haiti-viaje 2012 (10)_640x480O sea que vivir a la ‘normalidad’ en una situación de catástrofe es peor que la normalidad anterior? 

-Mons. Dumas: Sí y allí es necesario volver a los valores evangélicos. Porque es una normalidad que se vuelve resignación, pasividad, pesimismo y fatalismo. Allí llega el mensaje de la Iglesia, que hace entender que no fue un castigo, sino que es un fenómeno natural es una prueba para crecer. Y además debemos discernir que mensaje positivo puede haber.

Podemos volvernos coprotagonistas de nuestra historia con Dios, si tenemos una mirada de fe delante de los eventos que vivimos. La Iglesia de Haití hizo una operación, proceso de catarsis de purificación, para no aferrarse a la hermosa catedral de Puerto Prince o a los bellos edificios, sino aferrarse a Cristo y a su mensaje, a los valores del evangelio, a la finalidad de la vida y las cosas últimas. Y sobre esto, con humildad la Iglesia de Haití quizás tendrá también algo que aportar a toda la Iglesia universal. Como dijo Alfred de Vigner, ‘nadie se conoce si no ha sufrido’ el gran sufrimiento de un pueblo mártir, claramente no el único en el mundo, otros pueblos también viven esta situación de Cristo crucificado.

¿La gente se ha vuelto más abierta a la predicación o no necesariamente? 

-Mons. Dumas: En los primeros tiempos del terremoto, algunos pensaban que con esta catástrofe el pueblo se habría vuelto más abierto al mensaje cristiano. Y de hecho en un primer momento lo fue, pero a medida que el tiempo fue pasando, aquella forma de apertura fue desapareciendo.

Por ello hemos puesto el acento en la misión continental de América Latina, en la pastoral de proximidad, en la conversión pastoral sea de los pastores y de las estructuras que lo ayudan a encontrar a Cristo, y en la conversión individual espiritual y la comunitaria social.

En estos casos existen también los profetas de desventuras. 

Haití 236_800x450-Mons. Dumas: Había quedado en pié solamente una emisora de radio, e hice kilómetros para ir y explicar al pueblo que no era un castigo de Dios, que era un fenómeno del que podíamos crecer dentro de nosotros y para que crezca nuestra fe. Y de no escuchar a los profetas de desventuras que digan que ustedes son más pecadores que los otros. Y recordé cuando Jesús habló de aquella torre de Galilea. Y les pedí que manifiesten la solidaridad. Y pedí a los voluntarios de Cáritas que nos reuniéramos al día siguiente en la sede para coordinar la ayuda.

 En el último sínodo se habló de la parroquia no solamente como un lugar de oración… 

-Mons. Dumas: Sí, una comunidad viva, de vida, en la que se celebra, en donde la gente se encuentra, en donde se está en comunidad. Donde se celebran nuestros sufrimientos y alegrías, la pasión, muerte y resurrección del Señor. Tener la idea que no es el edificio el que hace la Iglesia, aunque los templos sirvan y fueron construidos no porque tenían dinero sino porque eran expresión de la fe.

¿La Caritas cómo ha actuado? 

-Mons. Dumas: En el primer momento, fueron los haitianos y la Iglesia la que inició una solidaridad local, y esto fue espontáneo para sostener a los afectados. Lo he vivido de cerca al ser presidente de la Cáritas de Haití. Tuvieron un papel increíble, las primeras en llegar fueron las latinoamericanas, después llegó el cardenal Maradiaga que era el nuevo presidente de la Cáritas internacional y nos ayudó a entender el sentido de esta intervención de la Iglesia, haciendo ver que la Iglesia debía sostener la esperanza del pueblo y al mismo tiempo aunar esfuerzos para llegar al pueblo. Y realmente le agradecemos a la red Cáritas por su capacidad de intervenir con voluntarios que vinieron de México, Italia, España, e incluso de países de África en dificultad.

 ¿Qué se puede hacer por Haití además de no olvidarla?

 -Mons. Dumas: Hay que mantener siempre la solidaridad. En una familia cuando hay un hermano que sufre no es posible abandonarlo. Y Haití tiene una larga historia de sufrimiento, iniciando por la esclavitud. Una solidaridad permanente respetando la subsidariedad. Sea a nivel local que de ayuda internacional.

Haití 026_800x450¿Y las vocaciones? 

-Mons. Dumas: Es una gracia de Dios, en mi diócesis, la nueva diócesis de Anse-a-Veau en Miragoane ahora tenemos casi 35 seminarista y muchas solicitudes. Eramos 18 sacerdotes y ahora somos 40 y veo mucha armonía a nivel del clero.

 En el 2010 teníamos 13 parroquias, hoy son 28 parroquias. Hemos entendido que la llamada de una Iglesia más cercana a la gente puede correr el riesgo de enviar un sacerdote en donde vive la gente sin la necesidad de tantas estructuras. Después si Dios las manda bien vengan. El punto es que si falta la espiritualidad, ni siquiera hay humanidad.

 ¿Qué le ofrece la Iglesia de Haití hoy a su pueblo?

Por eso hoy la Iglesia dice al pueblo de Haití crucificado en su tragedia histórica:» No tengo ni oro ni plata pero lo que tengo te lo ofrezco; en nombre de Jesús: ¡Levántate y camina!

Por H. Sergio Mora. ROMA, 15 de enero de 2014 (Zenit.org)

Multiplicando vida…

EL Noviciado de los Jesuitas de Haití fue el lugar escogido para que un grupos de jóvenes haitianos tuvieran su 5ª convivencia vocacional con el P. Juan Mendoza. En este momento, en la Provincia hay un junior: Alain; un novicio: Venio; tres prenovicios que pasarán al noviciado en enero: Paul, Guerby y Mario; tres jóvenes que comenzarán en enero su prenoviciado: Walinx, Obed y Carlos y acogeremos a partir de abril a un nuevo grupo para que realice su primera experiencia vocacional.

Para la Provincia es un verdadero reto acompañar a este grupo de jóvenes que desean ser escolapios. Agradecemos a Dios este don en el «año vocacional escolapio» y deseamos poder transmitirles el carisma de Calasanz para que sea posible que un día no muy lejano haya una Escuela Pía en Haití.

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Camp vocationnel Piariste – Haïti 2013

alain«Partage ton temps avec les plus petits au style de Calasanz»

¡Qué alegría tan grande poder vivir una experiencia semejante‘’COMPARTIR CON LOS NIÑOS DE HAITÍ ESTE CAMPAMENTO’’!. Con un grupo de jóvenes muy animados en descubrir su vocación escolapia en una tierra donde apenas están conociendo a nuestra gran familia calasancia. Me siento muy agradecido porque Dios me ha bendecido por colocarme al frente para ir haciendo este lindo camino con ellos. Es una experiencia muy rica en la cual valoro mucho el gran esfuerzo de los vocacionales por su capacidad de acercarse a los niños para servirles.

Compartir con los vocacionales no ha sido nada nuevo para mí, pero lo sorprendente ha sido la experiencia del campamento con los niños del barrio ‘’Sarbousse’’ en Leogane. Empecé con mucha duda, desde la convocatoria del día sábado que realizamos Paul, Guerby y yo pasando por todas las casas una por una. Sentimos la resistencia de las familias, como algo muy nuevo para ellas y como querían decir: ‘’no estoy animado a enviar a mi hijo’’ jajajaja. Pero estuvimos muy persistentes con ellos y respondimos a sus numerosas preguntas confiando en que podemos realizar algo interesante con los niños.

El día anterior del inicio del campamento, recorrimos de nuevo las calles del barrio juntos a los jóvenes vocacionales. Nos prometieron enviar a los niños bien temprano en la mañana. Sin embargo, no me dejó la preocupación por la asistencia de los niños hasta los primeros minutos que nos faltaron para empezar. Era las 9 de la mañana y no habían llegado ni 10 niños. Decidí salir de nuevo por las calles, esta vez no a convocar sino a sacarlos de sus casas jajaja. Ummm a las 10 am no había donde recibirlos, empezaron a llegar por montones.

La alegría no va solamente en el sentido de la asistencia sino de cómo participan estos niños en el campamento. Me quedé sin palabras. Hay muy buena actitud de parte de los niños, les gusta mucho el espacio que los estamos ofreciendo, son sedientos de estas actividades. De verdad los días son muy pocos para ellos. Dios bendiga las Escuelas Pías para seguir dando vida a estos niños necesitados. Calasanz se alegra por todo el esfuerzo que estamos haciendo en medio de ellos. Fue sólo un paso, un inicio de una gran obra y confiamos que algún momento se dé mucho más.

Mañana el último día del campamento. Con lástima les dejaré con un corazón alegre por el trabajo hecho. No termino sin darle las gracias todos los que han hecho posible esa gran labor: al P. Juan Mendoza con todo su esfuerzo para comunicarse en creole, meterse en el mundo de los niños; también José Aquino ya un experto en hablar el creole; a Guerby y Paul que desde el inicio han estado a mi lado para coordinar todo y a los vocacionales que desempeñaron una labor significativa entregándose al servicio de estos niños.

De todo corazón mil gracias a todos desde la distancia nos ayudaron con su oración y su gran apoyo. Calasanz y la Virgen nos sigan acompañando ese camino y misión que el Señor nos quiere confiar.

En Cristo y Calasanz, unión de oración.

Alain Fadeau Poudy, Sch.P.

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