¿Qué hemos aprendido durante el tiempo de cuarentena?
Una perspectiva desde la dirección escolar.
En muchos países ya se superan los 100 días de confinamiento, las escuelas del hemisferio norte terminaron el curso de modo virtual y tienen todavía la incertidumbre de como comenzarán en septiembre.
Sin una preparación previa, los sistemas educativos pasaron de la presencialidad a la virtualidad con todo lo que conlleva. Esta pandemia es un acontecimiento que está cambiando nuestros modos de relación y la forma de hacer escuela.
Los equipos directivos han dinamizado este cambio inesperado. Por eso, le hemos preguntado a varias directoras de nuestras escuelas que nos respondan a la pregunta: ¿Qué hemos aprendido en este tiempo?

Marirrosa Carrera. Directora Colegio Calasanz de Caracas.
Aprovechar la tecnología: uso de recursos, plataformas y metodologías para mejorar la enseñanza, tomando en cuenta el gran valor comunicacional de los recursos tecnológicos. Y así, optimizar el uso de la tecnología.
Fortalecer vínculos en la distancia. La cuarentena no ha sido aislamiento, hemos podido estrechar los vínculos y acercarnos más a las personas: estudiantes, familias y compañeros de trabajo.
Redimensionar el rol del docente, que se está transfigurando en lo que debe ser. Un mediador, un facilitador, un creador de escenarios, de ambientes y generador de vínculos.
Trabajar en equipo: directivo, docente, administrativo y de mantenimiento. Nuestros equipos han optimizado el uso del tiempo en las comunicaciones, somos más específicos, concretos, tenemos reuniones efectivas en poco tiempo. Compartimos criterios y generamos acuerdos.
Afianzar el compromiso de compartir la Misión. El personal que se mantiene está comprometido y entregado al trabajo.
Humanizar la educación. Hemos insistido mucho en descentrarnos de los contenidos, en atender la educación emocional, las actividades lúdicas, colaborativas y cooperativas. Estamos aprendiendo a equilibrar la enseñanza de contenidos con la enseñanza de valores y gestión de las emociones. Esto se ve más en Inicial y Primaria. En Secundaria está costando más.
Atender a los más pobres. Estamos aprendiendo a flexibilizar lo necesario y suficiente para lograr llegar a todos nuestros estudiantes. Se refiere también a lograr una enseñanza que esté enfocada en la diversidad de estilos de aprendizaje, una enseñanza más personalizada, que realmente tenga como centro al estudiante y parta de sus necesidades e intereses, atendiendo las diferencias individuales. No digo que lo hayamos logrado, creo que por fin empezamos a tomar conciencia de esto.
Aplicar metodologías activas ya no es tanta teoría, comienza a verse más en la práctica. Plantear actividades que conecten al estudiante con la vida, con la realidad, que sea capaz de interpelar la realidad y cuestionarse a sí mismo. Vamos dando pasos hacia una evaluación más formativa que sumativa.
Garantizar el valor de la educación. Educar para enfrentar la realidad, para el cambio, para salir fortalecido de la crisis, para ser transformado y transformar.
Mantener la Pastoral como un eje transversal. Mantener viva la oración y toda experiencia de Dios. Nos damos cuenta de lo importante de fortalecernos como una comunidad cristiana escolapia que comparte una misión y también comparte la vida.
Sí podemos salir adelante. Estamos haciendo más de lo posible, a veces sentimos que hacemos lo imposible, en un país que no deja de asombrar por sus contradicciones, su pobreza y violencia creciente. Al mismo tiempo somos capaces de encontrar oportunidades y somos capaces de educar desde la esperanza y para la solidaridad.
No podemos quedarnos a esperar a que lleguen indicaciones o a ver qué hacen otros. Tenemos que actuar. Tenemos que cambiar. Y con el cambio tener cuidado, lo esencial debe permanecer, la identidad nos marca el camino, no podemos perder de vista el horizonte.

Gladis Cuéllar. Coordinadora pedagógica Provincia de Nazaret.
Aprender a valorar la vida con todo su proceso formativo integral.
Mayor conocimiento de la vida tanto de los estudiantes como de los educadores, todos vivimos de manera particular diferentes realidades y por tanto se tienen diferentes necesidades para acompañar.
Nuestras comunidades educativas valoran bastante la formación espiritual y el acompañamiento permanente en este momento de crisis humanitaria.
Seguir fortaleciéndonos como comunidad para el trabajo en equipo y colectivo.
Poder contar con herramientas tecnológicas que respondan a nuestro proyecto educativo.
El valor que representan áreas como pastoral, cátedra Calasanz, educación física, artes, el movimiento Calasanz, entre toda la propuesta pastoral de nuestras obras como fundamentos para la vida de los estudiantes y nuestros maestros.
Lo importante que es formar a nuestras comunidades en procesos de afrontamiento y resilencia.

María Muñoz. Directora Colegio Calasanz (Valencia)
Importancia para afrontar la situación de la cercanía, el acompañamiento, la dimensión espiritual, la paciencia, la flexibilidad en los tiempos y en la exigencia.
Estamos aprendiendo mucho a priorizar en la docencia, a anteponer la persona ante todo lo demás, a adaptarnos a cada alumno y cada familia.
Estamos aprendiendo a innovar, a reubicarnos en relaciones y en los modos de dar clase, aprendiendo mucha tecnología, muchos recursos.
Aprendiendo a confiar en el otro, en el compañero/a de asignatura, en el equipo directivo, en los alumnos y en las familias.
Aprendiendo a ser positivos y mirar el curso y la situación en general desde una perspectiva constructiva, y también estamos aprendiendo a ser transmisores de esperanza y optimismo.
Estamos remodelándonos como docentes y reavivando nuestra vocación cada día.

Carmen Crespo. Directora Colegio Cristo rey de Carora (Venezuela)
Es necesario, humanizar la educación, este virus que ahora nos tiene encerrados a todos, no llegó por casualidad, ni es producto de la naturaleza; ha sido producto del hombre en su ansia de poseer, dominar, consumir.
Nuestro empeño ha de ser en formar ciudadanos capaces de vivir en armonía y equilibrio consigo mismo, con los demás y con la madre tierra, consciente de los problemas del mundo y preparado en todas sus dimensiones (cognitiva, psico-afectiva, moral, social, política, espiritual y técnica) para trabajar por una sociedad mejor.
En estos días en que estamos leyendo, reflexionando sobre la Encíclica del Papa Francisco Laudato Sí, notamos que necesitamos una reflexión profunda sobre el currículum, nos pide «virtudes ecológicas» vidas ecosostenibles, y esto sólo es posible si aprovechamos la oportunidad única que tenemos de cooperar y «cambiar a las personas que van a cambiar el mundo» como dice Paulo Freire. Para ello, vamos dando pasos al tener un perfil claro del estudiante, pero también, hemos de tener una mirada más integral e integradora, diseñar un modelo de escuela que realmente llegue a todo y a todos: los estudiantes, los educadores, las familias, las asociaciones civiles, la Iglesia, creyentes y no creyentes, las empresas, los contenidos, la ciencia, la tecnología, naturaleza…y que abiertamente, explícitamente, tomando como referencia este documento, propongamos salir, romper una estructura que en el tiempo nos ha ido llevando a una cultura destructiva y de exclusión sobre todo a los más pobres .
Fuente: https://coedupia.com/