Glicerio Landriani fue uno de los primeros colaboradores de las Escuelas Pías. Murió joven en su año de noviciado, pero Calasanz le tenía tanto aprecio que, a su muerte, introdujo su causa de beatificación en la que él mismo declaró como testigo de sus virtudes. Actualmente, le recocemos como Venerable.
A la Congregación naciente aportó, además de su entusiasmo juvenil, su propuesta de acompañar a los niños por las calles de vuelta a sus casas y su trabajo como catequista, que enriqueció la obra de las Escuelas Pías.
El Movimiento Calasanz lo ha tomado como su propio patrón y por eso, el día 15 de febrero lo recordamos en los grupos, en las comunidades parroquiales y en las aulas de nuestros centros educativos.
Ponemos a disposición de la Red de Parroquias Escolapias y para quien los quiera usar, unos recursos para la liturgia, la oración y el trabajo con grupos.