El día 2 de febrero, cuando celebramos la fiesta de la Virgen de la Candelaria y el día de la Vida Consagrada, la Escuela Pía de Centroamérica y Caribe se llenó de júbilo por la profesión de los votos simples de nuestro hermano Iván Guerra. En el templo en el cual las huellas de la historia de nuestra Orden están marcadas por más de cien años, los religiosos, junto a las hermanas escolapias, la familia y los cercanos a la comunidad cristiana escolapia celebramos este acontecimiento que representa un signo de esperanza y de alegría para todos, y muy especialmente para los que hacemos vida en Guanabacoa, Cuba.
Iván Guerra es natural de Itabo, un pueblo cercano a la ciudad de Santi Spiritu, y hace dos años inició su postulantado en nuestra comunidad de Cuba. Después del primer año, fue enviado a la Casa de Formación de Caracas para continuar esta etapa de formación, y al Noviciado en Bogotá. Durante este tiempo, Iván ha podido descubrir la riqueza de las Escuelas Pías en los diversos contextos en los cuales nos encarnamos, y ha podido encontrar “la mejor manera de servir a Dios”
La profesión de Iván, cubano y escolapio, es un símbolo más de la apuesta de Dios por la permanencia de las Escuelas Pías en estas tierras caribeñas. En esta tierra bendita, la semilla de todos nuestros antecesores no deja de dar fruto. En los mismos espacios donde habitaron y trabajaron tantos hermanos nuestros, y en especial el Santo P. Faustino Míguez, sigue el Señor convocando a los jóvenes para entregar la vida, sin descanso, en favor de los niños y jóvenes preferentemente pobres. ¡Así sea!