Escuelas Pías Centroamérica y Caribe

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Haciendo memoria

El 1 de enero de 2013, el P. General firmó un decreto por el cual creaba la nueva Provincia de Centroamérica y Caribe y después de una consulta, elige al P. Francisco Montesinos como primer Superior Provincial y a los padres Ángel Cuevas, Williams Costa, Mauricio Valdivia, Juan Serra  y Javier Alonso como asistentes.

El día 21 -de enero se iniciaba formalmente la andadura de la nueva provincia y la Congregación enviaba el siguiente mensaje, que conviene releer 6 años después.

recuerdo provincia 1

Hace poco más de 500 años, el dominico Fray Antonio de Montesinos pronunció en Santo Domingo el célebre “Sermón de Adviento” en defensa de los derechos básicos de la población indígena. Sin duda, fue un significativo gesto profético que todavía sigue vivo en la memoria colectiva de la Iglesia en América.

Junto a Fray Antonio, hubo muchos misioneros que desde el siglo XVI han entregado su vida anunciando el evangelio en tierras americanas. Se abrieron misiones, hospitales, orfanatos, escuelas y universidades. De este modo, la Iglesia fue sembrando la fe cristiana unida a significativos gestos de humanidad.

En 1857 los escolapios entraron en América por la isla de Cuba donde dejaron un cálido recuerdo de su labor educativa. Y poco a poco, el “Nuevo Mundo” se fue llenando con Escuelas Pías. Recordamos con cariño a todos los escolapios que, con su entusiasmo y entrega generosa, levantaron las instituciones que ahora tenemos. También a las Provincias españolas que hicieron posible estas presencias: Cataluña, Castilla, Vasconia y Valencia.

En este mes de enero del año 2013, ha nacido la Provincia de Centroamérica y Caribe formada con los religiosos y obras de las antiguas Viceprovincias de Venezuela, de Centroamérica-Dominicana y la comunidad de Cuba. Son cinco países unidos por un origen y lengua común: Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Costa Rica.

Nuestra realidad está marcada por una gran diversidad cultural, política, geográfica y ministerial. También es bien diversa en el ámbito escolapio: colegios, parroquias, centros juveniles, hogares y centros culturales.

Esta nueva Provincia es una realidad llena de vida que a pesar de su gran diversidad, se siente en comunión. Nuestro carisma calasancio es muy diverso y con la acción del Espíritu Santo puede ser más creativo aún, dando origen a nuevos modos de presencia.

Constatamos con gozo que en nuestras presencias escolapias se mantiene vivo el compromiso evangélico por los más pobres. Hay un celo especial por mantener nuestras obras más populares. Desde esta opción, hacemos una apuesta decidida por buscar financiaciones externas, por introducirnos en las redes de solidaridad internacional y por concienciar a la sociedad de nuestros países de la importancia de invertir en educación.

Somos una Demarcación que se rejuvenece con nuevas vocaciones. Se acercan jóvenes muy interesados en nuestro carisma y que van afianzando su vocación religiosa. Damos gracias a Dios que las envía, pero valoramos a los hermanos que trabajan duro por la siembra y el acompañamiento vocacional.

Nos sentimos parte de la Iglesia Local contribuyendo desde nuestro carisma a la gran tarea de la evangelización. Desde nuestras escuelas y parroquias trabajamos para el crecimiento de la Iglesia y la consolidación de la comunidad cristiana escolapia.

Creemos que el nuevo proyecto no se puede llevar sin una adecuada organización y sentido de corresponsabilidad. Todos somos importantes en cada presencia escolapia: la comunidad religiosa, la fraternidad escolapia, la misión compartida y los laicos que colaboran en algún área de la misión.

Quedan ya lejos los tiempos de la colonia y sin embargo, la exhortación de Fray Antonio de Montesinos sigue muy actual. Ya no hay esclavos, pero hay una multitud de niños y jóvenes sometidos a otras esclavitudes. Están huérfanos de afecto, faltos de cuidado, desorientados y a merced de nuevos modos de opresión.

Los escolapios de la Nueva Provincia de Centroamérica y Caribe, herederos de una gran tradición educativa, tenemos una gran historia por construir en estos países. Nos sentimos llamados a cooperar en la noble misión de liberar a niños y jóvenes de la esclavitud de la ignorancia y el pecado a través de la piedad y las letras.

Las “claves de vida” que preparamos con aneterioridad, serán el código genético para los próximos años. El equipo provincial intentará dinamizarlas con la ayuda y colaboración de todos.

Nos encomendamos a la Madre De Dios, inspiradora y protectora de las Escuelas Pías y a San José de Calasanz, modelo y guía de nuestra vocación.

Santo Domingo (República Dominicana), 21 de enero de 2013

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