“El Espíritu mismo, además, lejos de separar de la historia de los hombres las personas que el Padre ha llamado, las pone al servicio de los hermanos según las modalidades propias de su estado de vida, y las orienta a desarrollar tareas particulares, de acuerdo con las necesidades de la Iglesia y del mundo, por medio de los carismas particulares de cada Instituto” (VC 19).
Los consagrados de nuestra Comunidad escolapia renuevan hoy su consagración por amor a Cristo. Unidos a ellos y congregados en una sola familia por el Espíritu Santo, vayamos a la casa de Dios, al encuentro de Cristo. Lo encontraremos y lo conoceremos en la Palabra, luz que ilumina, voz que llama y convoca al seguimiento, alimento que fortalece en el camino, medicina para la enfermedad.