Para nuestra Provincia no es un secreto la situación de crisis social y política que atraviesa nuestro país Venezuela, situación en la que nos ha tocado vivir y dar un testimonio concreto de evangelio en esta realidad coyuntural.

Es por ello, que nuestra comunidad del Prenoviciado y la Fraternidad Escolapia de Barquisimeto aprovechamos cualquier espacio de diálogo y construcción de Paz y de comunidad para construir el país que queremos y para contribuir a la resolución de los conflictos que aquejan nuestra sociedad. Creemos que este es el mejor aporte que podemos dar.

En esta oportunidad las ONG’s CESAP, Concetroocidente, Centro Gumilla nos convocaron en la Sala del Poder Comunal para que nos sentáramos a dialogar con la siguiente motivación:

+ Porque el país está fragmentado, las partes se desconocen, cada quien se siente poseedor de la Verdad y considera a los demás enemigos sobre los cuales hay que imponerse, dominar o incluso dominar.

+ Con preocupación vemos que se nos está haciendo cotidiano expresiones de intolerancia, violencia verbal y física…

+ Tenemos problemas en las comunidades que debido a este entorno conflictivo se complejizan, se profundizan y nos aleja de la posibilidad de enrumbar la participación corresponsable, plural, autónoma y efectiva de las comunidades en procura de su propio bienestar.

El diálogo y el debate se dieron con respeto y con ciencia de compromiso y corresponsabilidad siendo la tarea urgente crear estos espacios de diálogo de manera que sean espacios que tiendan puentes para el encuentro entre los venezolanos desde el respeto, la pluralidad de pensamiento y la complementariedad, donde todos aportemos a la construcción de la sociedad.

Consideramos que nuestra tarea educativa como escolapios implica comprometerse con la transformación de la sociedad o la reforma de la sociedad como lo decía Calasanz. En esta coyuntura Dios no exige una respuesta coherente, creativa y fiel a los signos que se nos presentan y donde tenemos que dar razones para la esperanza y la paz. Es el mejor signo de Resurrección que Dios nos exige.