Escuelas Pías Centroamérica y Caribe

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La Escuela Pía de los pequeños lugares

Rubén GArcíaArtículo de Rubén García Mulet, coordinador de SOLCA Provincial para la revista RUTA de Gandía.

Una promotora de salud toma las medidas antropométricas a un niño para determinar su estado nutricional, mientras su mamá adolescente atiende a las explicaciones de la pediatra en la enfermería del barrio de Caleta, en La Romana, recientemente construida para mejorar la espera de mamás embarazadas y niños inquietos. La Escuela Pía está allí. Mientras, un voluntario universitario ayuda a un niño nicaragüense a realizar una manualidad en el Centro Cultural Calasanz de León, antes de la clase de música y danza o del entrenamiento para el campeonato deportivo del sábado. La Escuela Pía también anda allí. Ese misma tarde, se están reuniendo los jóvenes voluntarios de “Calasanz nos une” de La Puya en Santo Domingo, que a pesar de las complicaciones de su propia vida, se juntan para coordinar actividades y distribuir los juegos y danzas del campamento que se realizará el domingo para los niños de su barrio, masificado, violento y extremadamente pobre. En ese barrio, también está la Escuela Pía, recientemente en un Centro Cultural Calasanz orientado a la educación no formal. También esa tarde, como cada tarde, haya lluvia torrencial o vacaciones forzadas en la escuela, siguen las clases en otros Centros Culturales Calasanz de La Romana, atendidos por maestras de los propios barrios, que añaden a la animación lectora, realización de tareas y elaboración de manualidades, ese suplemento de cariño y cuidado que necesitan los niños. Por la puerta abierta de la biblioteca, pasa un grupo de promotoras que se han dividido los enfermos crónicos de sus barrios para hacerles el seguimiento y repartirles los medicamentos. También les acompaña la Escuela Pía. Y esa misma noche, un joven residente del Hogar Calasanz de Costa Rica asiste a clase en el Bachillerato Nocturno, agotado después de un día que comenzó con la formación técnica en los talleres, siguió con horas de estudio y acaba ahora en la clase de la noche, impartida por un profesor voluntario del Colegio Calasanz, por cuyas venas corre también Escuela Pía.

548434_531179553601613_121029536_nEn todas estas historias, y en otras muchas que se desarrollan en República Dominicana, Nicaragua y Costa Rica, se siguen generando cada día procesos que transforman las vidas de niños, jóvenes y familias, y mejoran su educación y en muchos casos su salud. Y la Escuela Pía sigue presente. Comenzando por los religiosos que se ocupan de cuidar y acompañar estos procesos, muchas veces desbordados por tanta actividad pero tratando de evangelizar educando donde haga falta. Siguiendo por laicos comprometidos, que desde la sencillez de vida y la escasez de recursos hacen de su día a día una entrega, sin salir en la foto, pobres con los pobres, camuflándose con la realidad dolorosa y sangrante, y transformándola en opciones de futuro y esperanza. Y acabando por todas las personas que de una forma u otra, ya sea con oraciones, apoyo humano o recursos económicos y materiales, han ido aportando durante años su granito de arena para que estas obras sigan adelante. Todas estas personas conforman un rompecabezas escolapio que a día de hoy sigue manteniendo el crecimiento de estos lugares en clave educativa calasancia.

100_0775Son muchos los logros conseguidos en todos estos años, numéricos pero mucho más humanos. Siguen adelante proyectos como “Calasanz nos une”, que lleva la educación no formal a barrios humildes de gente sencilla como Sutiava en León, con refuerzo escolar, excursiones, deporte y cultura; a muchos pequeños y empobrecidos barrios rurales en La Romana, aprovechando capillas y centros comunales, con atención a la lectura, refuerzo escolar y manualidades; a bolsas de marginalidad en grandes ciudades como Santo Domingo, con campamentos y sala de traeas;  y a lugares de atención de jóvenes en riesgo social como el Hogar Calasanz en Costa Rica, con acogida familiar, cursos técnicos y atención escolar. Son miles las personas atendidas en estos años en el Programa de Salud de La Romana, coordinado por un eficaz equipo de promotores de salud, y que se compone de un Centro de Salud P. Cavalotto, seguimiento de enfermos crónicos, atención pediátrica en cinco barrios y educación para la salud en las aulas de los colegios Calasanz. Y otros tantos los niños beneficiados de los programas de Becas Escolares de León y La Romana, con el apoyo de familias valencianas. Estos proyectos han beneficiado a miles de personas, marcando un cambio sustancial en la realidad social de todos estos lugares. Y aún hay muchos más proyectos que están surgiendo, como la creación de un Club Deportivo en La Romana, que combine la práctica deportiva con la atención escolar y fortalezca los valores humanos de los niños y niñas. O dos nuevos programas de Voluntariado, integrados en la red “Calasanz nos une”, en Bávaro (Rep. Dominicana) y Costa Rica, que permita capacitar a los jóvenes para tener una experiencia práctica de servicio con niños. O la creación de una Banda Juvenil Calasancia, llamada “Banda Sonora Calasancia”, en La Romana, que promueva la educación musical en los niños con el fin de conformar una banda estudiantil, para la cual ya disponemos de instrumentos pero no de profesores adecuados. En muchas ocasiones existe el personal humano para ello, pero se necesitan los recursos para desarrollo del proyecto.

5465_550394824992151_1109585516_nTodo esto se ha podido realizar y se sigue realizando con los aportes económicos de colegios, familias y entidades que se canalizan a través de dos fundaciones: Itaka y SOLCA – Solidaridad Calasancia. Del lado valenciano, Itaka organiza las campañas en los colegios, realiza la sensibilización, contacta con entidades y coordina actividades de financiación de diversos tipos. Del otro lado del océano, en la Provincia de Centroamérica y Caribe, SOLCA realiza el seguimiento de los proyectos, la detección de necesidades, la movilización de fondos locales, y la supervisión de actividades. Para eso, tenemos un contacto muy directo con las obras, de forma que conozcamos el impacto que éstas tienen en la población y las nuevas necesidades que puedan ir surgiendo, ya que los proyectos están vivos y van evolucionando. Así se asegura que los fondos llegan donde más se necesitan, proporcionando al magnífico personal humano al frente de los proyectos, en su mayoría voluntario, las herramientas necesarias para llevar adelante esta enorme labor. Por ejemplo, cada año se asegura el mantenimiento ordinario de algunos proyectos, permitiendo disponer cada curso de la cantidad presupuestada para el siguiente curso, procurando la sostenibilidad económica y asegurando su supervivencia. Suelen ser gastos relativos a salarios del personal profesional (educadores, pediatra, limpieza, seguridad), materiales, transporte, libros, papelería… que permiten el desarrollo de las actividades. También puntualmente hemos recibido donaciones de libros y material escolar a través de contenedores llegados de España. Y no hay que olvidar el aporte humano, con equipos de voluntarios jóvenes que han proporcionado una formación de calidad a los agentes locales, y han supuesto un gran impulso a los proyectos. Por todo esto, no podemos más que agradecer al Señor por tantos años de generosidad y entrega de mucha gente por los demás.

Ojalá podamos seguir colaborando en esta red de solidaridad, cada uno desde sus posibilidades, para seguir haciendo Escuela Pía allá donde más se necesite.

promotores salud 2012

 


1 comentario

  1. verdinera dice:

    Madre mía Rubén!!!! Cuántos años amigo mío!!!….qué alegría verte aunque sólo sea por aquí!!!!!…quién soy?

    Me gusta

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